Nuevo COSO: El apoyo del control interno al Gobierno Corporativo de las empresas (parte II)
En el artículo anterior concluíamos que el control interno debe ser ponderado por los directores y la alta administración de las entidades como un enfoque de trabajo útil y orientador, que le apoye en el buen desempeño de su función y en el cumplimiento de sus obligaciones, tanto las propias como las que le asigna la normativa legal. En otras palabras, en la adecuada gestión del Gobierno Corporativo de la entidad.
Gobierno corporativo, en su rol estratégico y, en los términos que la OCDE le asigna, se puede definir como el conjunto de relaciones y de mejores prácticas que debe establecer una entidad entre su junta de accionistas, su directorio y su administración superior para acrecentar el valor para sus accionistas y responder a los objetivos de sus stakeholder.
COSO, en el diseño del marco integrado, define al control interno, a sus objetivos (operacionales, emisión de informes y cumplimiento) y a sus componentes (ambiente de control, evaluación del riesgo, actividades de control, información y comunicación y el monitoreo de actividades), al servicio del directorio y la administración superior.
Ambas definiciones, gobierno corporativo y control interno, hacen referencia al directorio y a la administración superior. La primera, para asignarles una función, en tanto que la segunda se plantea como una de las herramientas mediante la cual éste puede llevar a cabo su función.
COSO ha desarrollado también, ERM – Enterprise Risk Management o Gestión de Riesgo Empresarial en español-, trabajo que entrega un enfoque metodológico para abordar uno de los elementos claves del control interno, la gestión del riesgo, su identificación, evaluación y control. Éste se constituye en un elemento relevante para que el gobierno corporativo de las empresas cumpla su rol estratégico, permitiéndole dimensionar el impacto de aspectos diversos, varios de los cuales tienen componentes significativos de subjetividad.
El concurso de especialistas, habitualmente externos, quienes apoyados en metodologías probadas, colaboran con los diversos niveles de la organización para generar un sistema que permita a la entidad evaluar y gestionar su riesgo, tanto a nivel de procesos -operacional- como a nivel de los riesgos estratégicos corporativos.
